Welcome to the Wildlife (Kithas T. Godall, Tim Haxer y Micaela)

Esa mañana parecía una mañana como las demás: Kithas andaba en su morada preferida, la de las ilusiones, pasando unos días en New York; Micaela estaba de vacaciones con su padre en la misma ciudad en un hotel en Manhattan y Tim Haxer descansaba en su propia casa, también en NY. Los tres, en sus respectivos domicilios, recibieron lo siguiente:



Carta para Kithas T. Godall:

Spoiler:

Carta para Tim Haxer:

Spoiler:

(Con paquete con jaula para camuflar a Ruksha)

Carta para Micaela Gonzalvez:

Spoiler:

(Con una jaula para Nefftos)

Aparecían mecanografiados, y sobre los billetes, sólo había uno en los 3, de modo que tenían que ir solos. Aún así, ninguno de los daims notó desconfianza. Era una cosa tan obvia, que ni Micaela se sintió extraña cuando su padre le dio el visto bueno.



En el aeropuerto, los tres se habrían reconocido de haberse visto antes, pues coincidieron al entrar en el avión y se sentaron en tres sitios juntos, Kithas en la ventana y los dos chicos en los otros sitios.

El avión, no precisamente de tecnología punta, despegó con un zumbido tras rodar por la pista de aterrizaje lo que serían unos cuantos kilómetros.

[FDI= posts libres de conversación en el avión]

Subía por la escalera, mientras los policías, un tramo más abajo, me seguían con la lengua fuera. Al salir puse un pequeño dispositivo en la pared de la escalera, que estalló haciéndola pedazos y atrapando a los guardias.
Salí por la azotea, y, con el dispositivo especial que acababa de robar entre las garras de Kagumore, en mi mochila, me lancé.


La multitud que ya había congregada abajo miró atónita cómo una figura humana, recubierta por una especie de traje hecho de una pasta color negro caer estirada desde una altura de 50 metros, ante el enorme rascacielos cuya cima acababa de explotar.
Tras la polvareda creada, y esperando ver un cadáver aplastado, la multitud contuvo un grito al ver el cráter vacío. Había escapado.

Corrí por una calle trasera, y salté a un coche robado, dejando salir a mi daimonion. Unos instantes después, en una autovía en las afueras, vi de refilón a un coche de policía siguiéndome.

Sonreí. Estaba claro que Gordon no perdía el tiempo. Junto con Kagumore, que portaba el dispositivo y con mi traje, salté en un puente, dejando que el coche se estrellara más adelante.
Tras superar sin esfuerzo la caída, gracias a mi traje de tecnología avanzada, llegué hasta mi casa, que no estaba lejos.
Una vez allí, y por pasadizos secretos, entré en mis estancias personales, un auténtico complejo separado del laberíntico resto de la casa. Los criados sólo se dedicaban a limpiar cada uno una zona de la casa, por lo que no sabían el recorrido de la misma, y casi nunca sabían si yo estaba o no en casa.
Me conecté a mi ordenador personal, y una vez allí inicié una conversación con un viejo amigo:
"Vaya, Kit, esta vez me has ganado"
"Ja. Ha sido bastante fácil"
"Te has superado a tí mismo. ¿cómo sobreviviste a la caída?"
"Mi traje está compuesto de una pasta especial, llamada material dilatante. Es un tipo de sustancias que, para que lo entiendan todos, es blanda normalmente, pero cuando le das un golpe se endurece lo justo como para pararlo. Te pondré un ejemplo: Coge 400 gr de harina de maíz, y 250 ml de agua. Entonces bátelos en un bol hasta que no puedas más y dales un martillazo, o un puñetazo, simplemente. Te sorprenderá el resultado"
"(...)"
"Podría ser una buena incorporación a tus hombres, mira a ver"
Seguimos hablando de temas intrascendentes. Gordon era comisario de la ciudad desde hacía muchos años, y él y yo hacíamos desafíos a ver quién era más listo y conseguía ganar al otro de esta manera. Simple y sana competencia.

Cuando acabé, me estiré un poco y me dormí. Había sido un día muy divertido...
A la mañana siguiente, me levanté, y tras mi rutina habitual ojeé mi correo electrónico.
Una carta. Una carta que decía que GodaNet estaba en peligro. La leí por encima y después me dirigí al aeropuerto en coche eléctrico, mientras pensaba que si iba en mi jet privado tardaría menos, pero era una invitación y yo era un caballero, a mi manera.
Nada más montarme en el avión, con mi gato en mi regazo, eché un vistazo a los dos jovencitos que había a mi lado. Ambos tenían una jaula con sendos halcones en ellas, que me miraban con ojos inteligentes. Demasiado inteligentes para ser halcones normales. Y, además, ¿qué hacían ellos con dos halcones? No tenían guantes ni equipo, ni nada. Y no los llevaban en el equipaje, que sería normal.

Comprendí. Eran como ella. Daimonions. Los chicos también era Daims. Sonreí para mí y dije, dirigiéndome a los chicos:
-Hacéis buena pareja siendo los dos daims de halcones. ¿vais juntos?

Spoiler:

Desperté. El Sol ya estaba en la mitad de su recorrido diario... la diferencia horaria entre Buenos Aires y Manhattan era evidente. No me gustaba esa ciudad, no me gustaba Estados Unidos y no me gustaban los yanquis, pero no me podía negar a unas vacaciones allí. No tendría ninguna lógica.
—Buenos días, bella durmiente —dijo mi padre, que estaba parado en la puerta de mi habitación—. ¿Querés desayunar?
—Hummm —murmuré. Odiaba que me tratase como a una niña de cinco años, pero no había forma de hacerle entender que no era lo mismo tratar con una adolescente de 14.
—Por cierto, te llegó una carta —dijo, poniéndola en mi mesita de luz.
¿Una carta? ¿Quién mandaría una carta en vez de un mail?, preguntó Nefftos.
Un subnormal, un anticuado..., mi humor por las mañanas no era el mejor.
Ya, abrí esa cosa de una vez.

¡Un torneo! Hacía meses que no participaba en uno, y empezaba a extrañarlos. A lo mejor éste era el mío.

Después de conseguir el consentimiento de mi padre y comer, salí pitando hacia el aeropuerto. No podía perderme el vuelo bajo ningún concepto.

Me tocó sentarme junto con un chico, más o menos de mi edad, que también llevaba un halcón, que, supuse, sería su daimonion, consigo. Me llamó la atención; pero no dije nada, no me apetecía hablar con nadie. Saqué papel y lápiz, que siempre llevaba por si se daban ocasiones tan aburridas como esa, y me puse a dibujar garabatos.

—Hacéis buena pareja siendo los dos daims de halcones. ¿vais juntos?

Levanté la vista. Un tipo de unos veintipocos nos miraba a mí y al chico del asiento de al lado. Su presencia tenía algo que me llamó la atención vivamente, aunque no sabría decir qué con exactitud.

—En absoluto. Yo tengo mis motivos personales para estar aquí, y él tiene otros distintos, no nos conocemos. Pero —añadí mirando al gato, quien evidentemente era su daimonion— es una coincidencia bastante extraña el hecho de que tres daims se encuentren sin más en un mismo avión, y además que tengan asientos consecutivos. ¿No les parece?

Y no creo en las coincidencias, pensé.
Sí, esto es un poco demasiado extraño...

Spoiler:

Desperté. El Sol ya estaba en la mitad de su recorrido diario... la diferencia horaria entre Buenos Aires y Manhattan era evidente. No me gustaba esa ciudad, no me gustaba Estados Unidos y no me gustaban los yanquis, pero no me podía negar a unas vacaciones allí. No tendría ninguna lógica.
—Buenos días, bella durmiente —dijo mi padre, que estaba parado en la puerta de mi habitación—. ¿Querés desayunar?
—Hummm —murmuré. Odiaba que me tratase como a una niña de cinco años, pero no había forma de hacerle entender que no era lo mismo tratar con una adolescente de 14.
—Por cierto, te llegó una carta —dijo, poniéndola en mi mesita de luz.
¿Una carta? ¿Quién mandaría una carta en vez de un mail?, preguntó Nefftos.
Un subnormal, un anticuado..., mi humor por las mañanas no era el mejor.
Ya, abrí esa cosa de una vez.

¡Un torneo! Hacía meses que no participaba en uno, y empezaba a extrañarlos. A lo mejor éste era el mío.

Después de conseguir el consentimiento de mi padre y comer, salí pitando hacia el aeropuerto. No podía perderme el vuelo bajo ningún concepto.

Me tocó sentarme junto con un chico, más o menos de mi edad, que también llevaba un halcón, que, supuse, sería su daimonion, consigo. Me llamó la atención; pero no dije nada, no me apetecía hablar con nadie. Saqué papel y lápiz, que siempre llevaba por si se daban ocasiones tan aburridas como esa, y me puse a dibujar garabatos.

—Hacéis buena pareja siendo los dos daims de halcones. ¿vais juntos?

Levanté la vista. Un tipo de unos veintipocos nos miraba a mí y al chico del asiento de al lado. Su presencia tenía algo que me llamó la atención vivamente, aunque no sabría decir qué con exactitud.

—En absoluto. Yo tengo mis motivos personales para estar aquí, y él tiene otros distintos, no nos conocemos. Pero —añadí mirando al gato, quien evidentemente era su daimonion— es una coincidencia bastante extraña el hecho de que tres daims se encuentren sin más en un mismo avión, y además que tengan asientos consecutivos. ¿No les parece?

Y no creo en las coincidencias, pensé.
Sí, esto es un poco demasiado extraño...

Spoiler:

Cuando me levanté, por la mañana, para dar un paseo en la brisa matutina de las afueras de NY, me sorprendió ver un paquete esperándome. Era una carta, y una jaula para disimular a Ruksha y un billete de avión.
- Toda la verdad...
-¿Deberíamos ir?- Ruksha tan desconfiada como siempre, vaciló.

-¡Pues claro! ¿O es que acaso quieres perderte esta ocasión única?

-No se yo... Bueeno, vamos. Pero recuerda que eres Tim Haxer, y no Phantom.

Tras darle un abrazo efusivo a mi daimon, le dejé un mensaje a mi madre, ya trabajando, de que me iba a descubrir "la verdad acerca de Ruksha" y que estaría bien. Sabía que ella lo comprendería. Sabía lo que era un daimonion y confiaba en la halcón.

Una vez en el aeropuerto, miré a los lados, confundido. Era una de las primeras veces que viajaba en avión, y no me acordaba de qué había que hacer. ¿Primero había que facturar el equipaje o quizás enseñar el billete?

Tras preguntar por enésima vez que dónde tenía que entrar para el vuelo que ponía en el billete, pasé por el tubo, echando una ojeada a la cabina al entrar al avión.

Cuando me senté no pude contener mi sorpresa: ¡Me había sentado al lado de la otra chica, la de la torre de GodaNet! Se llamaba... Micaela. Eso. Me empecé a sentir raro, otra vez. Así que no era la torre...suspiré.

Al oír el comentario del otro pasajero, un hombre con un gato en su regazo que nos miraba inteligentemente, me sonrojé y no pude más que balbucear apoyando la respuesta de micaela. Era un tipo impactante, de ventipocos, que emanaba un aire de sencillez que no parecía adecuado al mundo actual. Por su parte, su gato parecía más que un gato. En efecto, como decía mi compañera, era un daimonion gato.

Entonces me volví hacia ella y le dije:
-¿No me recuerdas? Soy phantom, el de aquella torre de GodaNet. Phantom. Encantado de volverte a ver.

Spoiler:

Así que en realidad eran daimonions... Interesante. Aunque no guardaba ninguna duda respecto a ello.

Iban separados, a lo que sonreí. Si era una coincidencia tan extraña la que había apuntado ella, posiblemente las siguientes "coincidencias" nos harían conocernos mucho mejor.

-A mí me llegó por correo, es decir, yo no lo compré, y por lo que puedo deducir vosotros tampoco. También os lo dieron. ¿Me equivoco? Podría decir, además, que fue en una carta de papel. Y podría, esta vez conjeturar, que fue la misma persona, la que nos los ha enviado.

Aunque pareciera cosa de magia, aquellas palabra eran simples deducciones. En un vuelo de todo el continente, prácticamente hasta argentina, dos niños de 15 años no irían solos a propósito. Además, habiendo visto los billetes que llevaban (la chica lo había dejado a un lado al ponerse a garabatear) se veía que no eran impresos, como el mío, si no que eran de los normales. Lo que significaba que se los habían enviado en una carta ordinaria.

Me sorprendió el comentario del chico, "phantom" (que supuse un pseudónimo), sobre la torre... y sobre GodaNet.
-¿Sois daims y además usuarios de GodaNet? Interesante... supongo que a vosotros también os han crecido poderes, aunque no podría saber cuales. Bueno, en tu caso- miré al niño- Serán poderes fantasmas, por lo de phantom.
Me sentía bien, GodaNet era mi terreno. Era hora de explicarles lo que estaba pasando allí.

-Escuchad, GodaNet no es una "Red de juegos y contactos" normal. No. Es mucho más que eso. GodaNet es una especie de ser vivo, crece, crea nuevos entornos y modifica los datos a su antojo. Nadie puede comprender los misterios que ahora mismo GodaNet esconde en sus profundidades... Ni siquiera yo. Por otra parte, eso puede ser malo. GodaNet se ha descontrolado. No sabemos por donde tirará la próxima vez. Hasta ahora ha mantenido las reglas en sus límites, pero como podréis observar los poderes NO son lo normal allí. Necesito vuestra ayuda para tratar de investigar GodaNet. Además, hay fuerzas de aquí que sólo ven en GodaNet más tierras para explotar, para conquistar. Me sorprendería que no os hubierais encontrado ya a esos... - Creo que ya has hablado suficiente, Kit. Ahora deja que lo asimilen y tomen sus propias decisiones. Por cierto, algo que no os ha dicho kithas... Algo que quizás os interese: ¿Haríais eso a cambio de nada? ¿Nos ayudaríais por amor al arte? Hay pocas personas que lo hagan, así que en cuanto los resultados de vuestra investigación sean visibles y seáis más fuertes, os recompensaremos. Acordaros de esto.- Mi daimonion había hablado con los dos halcones, porque era tabú hablar con otros humanos.

Ajá, Kagumore... luego soy yo el que habla de más.

Me quedé esperando su respuesta, con la mirada perdida, atento, sin embargo, a cualquier movimiento o palabra que hicieran.

Spoiler:

Me quedé sorprendido cuando el tipo ese tan misterioso adivinó que nos habían llegado las cartas por correo ordinario. Me pregunté cómo reaccionaría mi compañera con su carácter orgulloso y agresivo.
La misma persona... ¡Claro! Eso explicaría todo. Sobre todo el hecho de que estuviéramos juntos. Pero ¿qué querría? No podíamos sino esperar sentados al fin del viaje para saberlo.

A continuación nos habló mucho de GodaNet, de que no era una red normal, que crecía, se descontrolaba, y de que debíamos investigarla para él. Y que había gente que quería quedarse GodaNet. Apreté los dientes. GodaNet era mi casa y no permitiría que nadie pusiera su sucio dedo encima. Fruncí el ceño.
- ¿Y por qué deberíamos creerte? ¿Quién se supone que eres tú?
No estaba enfadado con él, lo que me había dicho tenía razón, GodaNet era una mina de oro por ahora perteneciente a todos, pero posiblemente habría que luchar para que eso siguiera así. Yo lucharía.
Apenas presté atención a las mejoras que les prometió a nuestros daimon el suyo. Yo lucharía, con ayuda o sin ella. No me iba a quedar sin GodaNet...
- Yo ya sé lo que voy a hacer. Te ayudaré a proteger GodaNet, con ayuda o sin ella.
A continuación miré a Micaela, que estaba al otro lado.
- Acepta. Ya sé que no confías en él, sé que no confías en mí incluso, pero no es ningún secreto que GodaNet está en el punto de mira de muchos avariciosos. Eso puede decírtelo cualquiera.
Y es nuestra responsabilidad, ya que tenemos poderes. De todas maneras, será divertido con nuestros poderes. Venga.

Mi daimon decía cosas parecidas al suyo. Era cierto que quizás no aceptase, pero todo lo que le había dicho era bien cierto, y podría comprobarlo en cualquier momento ella. Teníamos que proteger GodaNet. Al menos esperé que su daimonion le aconsejase hacerlo, para algo eran la voz de la conciencia.

Spoiler:

Una vez que dije lo de GodaNet, el chico frunció el ceño, indignado.
Esbocé una enigmática sonrisa ante sus preguntas. No estaba enfadado conmigo, si no con lo que decía. Y sabía que yo tenía razón.

- Respecto a por qué deberíais creerme, me reservaré esa sorpresa de momento... Mi nombre es Kithas. Eso os debería bastar.

Le dejé reflexionar. Sabía que mis palabras calarían en él.
Aceptó. Bravo. Ahora sólo faltaba la chica, que parecía algo más desconfiada y arisca. Él mismo se encargó de intentar convencerla, y su daimon hizo lo propio.

Eran dos simples niños... pero niños cuyos poderes podían serme muy útiles en GodaNet. Principalmente, el tema que iba a tratar sobre esta red podría tener algo que ver.

Al no tener pantalla el avión en el sillón delantero, me puse a mirar por la ventana, mientras veía cómo pasábamos sobre Centroamérica.

Spoiler:

Durante unos segundos, me quedé estupefacta. Mi día había empezado con un simple torneo, y ahora había un tipo de presencia muy extraña que me pedía ayuda con GodaNet. Antes de que mi cerebro volviese a su estado normal, Nefftos interrumpió mis cavilaciones.

¿Por qué no? Aunque no fuese cierto, aunque no te diesen nada a cambio, aunque sea peligroso... sería divertido, ¿verdad?

Phantom (a quien ahora sí recordaba) argumentaba lo mismo... y sonaba bastante convincente. A lo mejor, después de todo, el día terminase con algo mejor que lo que había esperado esa mañana.
Por otro lado, no podía dejar de pensar que el tal Kithas nos estaba engañando, que lo sabía todo desde un principio y que no necesitaba nuestra ayuda, sino que en algún momento terminaría robándome todo el dinero que llevaba encima. Seguido de ese pensamiento llegó otro: no me lo imaginaba robando... bueno, me tendría que atener a las consecuencias. Mi desición estaba hecha.

—Está bien, está bien. En principio, voy a ayudar, pero, hasta que compruebe por mí misma que no hay nada que pueda hacerme salir perdiendo dentro de todo esto, no es definitivo —por supuesto, no tenía por qué decirles que no pensaba cambiar de opinión.

-Bien- Sonreí cuando Micaela también aceptó. Por lo menos ya no lo haría sólo. Era un alivio.

Aunque aún había un par de cabos sueltos.

-Y ahora que "trabajamos para ti", necesitamos (yo por lo menos) algo que nos permita tener un poco de base. No quiero trabajar a ciegas. Un poquito de información de GodaNet. Ya que pareces saber tanto, no será ninguna molestia. ¿verdad?


La verdad es que ese misterioso tipo llamado kithas parecía saber mucho más de lo que decía. Mucho sobre GodaNet. Y eso a mí me interesaba, porque GodaNet era mi casa, GodaNet me acogía, en cierto modo.

Cuando miró el por la ventanilla, me incliné yo también para mirar. Me retiré de un golpe. ¡que altos volábamos! El hecho de no haber viajado nunca en avión hacía que ahora me diera vértigo... ¿Y si nos caíamos?

Tras oír la respuesta de los chicos, no dije nada. Sabía que aceptarían. Pero él hizo otras preguntas.

- Preguntas demasiado, ¿no, niño? GodaNet es una red de contactos virtuales, la mayor del mundo, donde puedes hacerte una fortuna sin gastarte un sólo céntimo en la realidad, donde puedes conocer a personas a miles de kilómetros de ti, donde puedes enamorarte, donde puedes morir... Es como otro mundo igual que éste. Hay zonas donde puede entrar todo el mundo. Zonas de contactos, plazas, calles, caminos... casi un mundo como la tierra. Y luego hay zonas en las que no pueden entrar "mortales". Pero he descubierto que esas zonas, creadas por godanet, sí son aptas para daims. Y en esas zonas hay "gente", creada por godanet. Criaturas semihumanas. Y no todas son amigables. ¿Os las imagináis yendo a por la gente normal? Por eso quiero un poco de control.


Miró el chico por la ventana, y después se apartó, asustado.
-¿Es la primera vez que vuelas? Te acabarás acostumbrando... Yo una vez me acuerdo que volé en una avioneta no más grande que un autobús. A medio viaje se averió y tuvimos que bajar manualmente. En paracaídas. Pero no creo que esto pase aquí... es un avión transcontinental... aunque si se parte, la torta será mejor aún, jajaja...

Miré el reloj. Era la hora de comer, de un momento a otro las azafatas pasarían con sus carritos.

Spoiler:

Entre la llegada al aeropuerto, la conversación y demases, se había hecho la hora de la comida. Una azafata sonriente pasó por allí, y después de darles un trozo de carne a Ruksha y a Nefftos y un bol con una lata de comida para gatos a Kagumore, miró sonriente a los pasajeros, y les preguntó:
- ¿Carne o ensalada?
Cuando hubieron elegido, sacó de su carrito tres boles, cada uno con la correspondiente comida, no muy apetitosa por cierto, hizo una reverencia y dijo, como quien no quiere la cosa:
- Si ustedes o sus daimonions notan alguna molestia o la comida no es de su agrado, por favor notifiquen a la tripulación. Muchas gracias.
Y se fue.

Turno de posteos jeje (ya llegara el arrokalipse zombie... XD)

Nada más pensarlo, una sonriente azafata apareció ante mi vista. Le dio una lata de comida a Kagumore, respectivos trozos para los otros dos daimonion de carne, y nos preguntó que qué queríamos.
-Yo prefiero carne, por favor.
Sacó la comida, típica de avión y por tanto poco apetitosa, y me la pasó a la ventanilla.

- Si ustedes o sus daimonions notan alguna molestia o la comida no es de su agrado, por favor notifiquen a la tripulación. Muchas gracias.
Volví la cabeza. Ya había retirado el plástico y ya iba a comer, y la azafata había soltado ese comentario tan extraño. Pero se había ido. Apreté los dientes imperceptiblemente. ¿quién sería aquella señorita? ¿Y por qué habría visto los daimonion? Se suponía que aquella era una aerolínea normal...
Volví a la tierra, cuando Kagumore se lanzó a por la carne de los halcones.
-¡No pienso comer esa porquería para gatos!
Oh, mierda. El alboroto iba a ser de alivio.

Nos dio mucha información, pero me di cuenta de que casi toda ya la sabía o era lógica.
Había sitios a los que la gente normal no podía entrar, pero los daims, por alguna extraña razón, estaban codificados para sí hacerlo.
Nos habló también de las criaturas creadas por GodaNet, y recordé entonces a ese viejito de la torre, a Haraji, pero era obvio que no todos serían igual. Y nos dijo que nuestro deber era proteger a la gente "normal".

GodaNet era mi casa, y como a la vez era de contactos, pues conocía a algunas personas que se pasaban por allí. Y no iba a ser tan egoísta de permitir que GodaNet las destruyera.
Pero entonces, ¿por qué existía GodaNet?
Estuve a punto de preguntárselo, pero llegó la azafata con la comida. Mi pregunta tuvo que esperar.
-Ensalada, por favor
En realidad no era muy selecto a la hora de comer. Pero lo que me sirvieron me hizo replantearme la idea de comer en un avión más a menudo. Qué asco de comida.

Entre bocado y bocado, iba a preguntarle la duda que tenía a kithas, pero... hubo otro imprevisto. Su daimon rehusó a comerse su comida de gato, e intentó agarrar el trozo de Ruksha.

-¡Vas listo, calixto!- Mi daimon no era nadie a la hora de pelear. Pero entre un pájaro y un gato... no sabía yo qué decir. Por lo tanto, cogí el trozo de carne, esperando quitarlo antes que Kagumore. Esa era la comida de mi daimonion y no iba a permitir que se la quitaran. Al parecer Kithas tampoco era confiable del todo...

Después de que la azafata se fuese, dejándome con la intriga de por qué sabría que los animales eran daimonions y la horrible comida (la carne era un insulto a los animales de ganado), me puse a pensar. Todo indicaba que Kithas no era de confiar y que el trabajo iba a ser peligroso, pero a la vez... no podía resistirme a un cambio de rutina así.
Mientras pensaba, el daimon gato se avalanzó sobre la comida del mío, alegando que no iba a tolerar comer lo que le habían dado.

-Ja, qué graciosa -dijo Nefftos sarcásticamente, lanzándose a su comida e intentando meterla en la jaula, a la vez que emitía muy poco musicales graznidos y abría y cerraba su pico amenazadoramente. Le divertían ese tipo de situaciones...

Kagumore se lanzó a por la comida de los otros daimonion, que reaccionaron, en el caso del chico, agarrando él mismo el trozo, y en el de la chica, intentando meter en la jaula la comida, mientras graznaba estrepitosamente.

Sin darle tiempo a llegar, agarré a Kagumore del cuerpo, a la altura de la cruz (el pecho, donde se juntan los miembros delanteros con el tronco; eso es la cruz) y la volví a poner en su sitio. Noté un dolor en mi espalda, como si a mí también me estuvieran agarrando. Pero no desistí.
-Detente. No es buena forma de tratar a nuestros compañeros. Comerás lo que te han dado, al igual que todos.- Mi mirada había cambiado, al igual que mi voz. Se habían vuelto más frías, y un escalofrío tuvo que recorrer a los otros dos. Era una parte de mí que mejor no ahondar en ella.

Kagu se recompuso, y resignada comenzó a comer su comida, en silencio. A ella tampoco le gustaba ese otro yo.
Que ya había vuelto a mi interior más hondo, esperando otro momento en el que fuera requerido.
- Os pido disculpas por la conducta de mi daimonion. No suele comportarse así. No me gustaría formar un escándalo, alguien podría reconocerme y no quiero eso. ¿Decíais que teníais más preguntas de GodaNet? Os las responderé gustosamente...

Hábilmente y sin que se dieran cuenta, llevé la conversación hacia otros derroteros, esperando distraerles de lo que acababa de pasar. Si alguien sabía que era yo Godall...

Spoiler:

Rápido como el Rayo, nuestro misterioso compañero agarró a su daimonion del pescuezo, y con una mirada fría como el hielo, la devolvió a su sitio sin pestañear. Me dio un escalofrío, y preferí mirar para otro lada hasta que, al parecer normal de nuevo, nos preguntó que qué queríamos preguntarle.
Fruncí el ceño. Con todo el alboroto se me había olvidado la pregunta.

-Yo sí que tengo una pregunta. Si GodaNet es tan mala, por qué no la elimináis?
Felicité mentalmente a Ruksha por su buena memoria. Ya sabía que daba cosas buenas en las relaciones, y tal, pero si había algún peligro había que eliminarlo. Aunque era cierto que yo no quería eso. Yo, a pesar de todos los peligros que hubiera, me sentía feliz en GodaNet olvidando mi pasado.

Antes de que el daimon gato llegase a la comida de Nefftos, Kithas le agarró y le obligó a volver a su lugar. ¿Sería masoquista o increíblemente imperativo? Era obvio que a él también le había dolido, o al menos molestado. La segunda opción, lamentablemente, parecía mucho más probable.

Como si nada hubiese pasado, nos preguntó qué queriamos saber de GodaNet. La pregunta de Phantom era bastante importante, aunque me pareció bastante obvia: era una mina de oro. Quizá hubiese otra respuesta (o se inventase una para no quedar mal), pero de todas formas yo tenía otras dudas.

-¿Quién nos mandó esas cartas para que tomásemos el avión? ¿Y por qué sabía cosas de nuestra vida personal, aparte de que somos daims?

Sí, era verdad que buscando mi nombre en Internet iba a salir el lugar donde tenía clases de Taekwondo, pero no tenían por qué saber qué nombre buscar, ni que era obvio que aceptaría sin dudarlo, y que mi padre no tendría problemas...

-Tú también preguntas demasiado, niñata... No tengo ni idea de quién nos ha mandado esas cartas. Yo soy igual de peón que vosotros en este juego. Pero es obvio que alguien sabe que sois daims...-

Entonces miré a Tim, que había dicho lo de que por qué no destruía GodaNet. Sonreí.
- Vale, profe. Por fin una fácil. Porque muchas veces la mayoría de amenazas que crea se quedan en ese mundo. Para que lo entendáis de una manera simple: está el mundo "de los humanos" y de los espíritus. Cada uno está en el suyo. Pero hay veces en las que se cruzan. Y no es esa la única razón. Godanet fue creada por humanos, sí. Pero luego ha ido evolucionando. Para prever que sea controlada, hemos... introducido unos cambios que la hacen independiente de cualquier intromisión humana. Godanet, ahora mismo... NO ES HUMANA. Eso hace que no pueda ser destruida.

El asunto de Godanet era algo complejo, pero yo lo dominaba. Terminé de comer mi comida asquerosa en silencio.

Entonces, me di cuenta de que algo fallaba. En mi estómago. Me levanté, y con cierta brusquedad y acompañado de Dagreth, me lancé hacia el baño, que estaba libre en ese momento.

Una vez dentro, devolví la comida, que como suponía estaba en mal estado. Me limpié con papel higiénico y me miré al espejo. Estaba más o menos como antes.

Spoiler:

[FDI]Chicos soy su nuevo master espero que disfruten con la aventura[/FDI]

-Sshhh- Un ruido por el altavoz corto todas las conversaciones que habían en el avión, y del mismo parlante se escucho la voz del capitán -Le pido a todos los pasajeros que se siente y ajusten sus cinturones, vamos a presentar algunas turbulencias algo pesadas, por favor no se preocupen- Lamentablemente para Kithas, no pudo escuchar el mensaje del capitán por estar devolviendo la mala comida del avión. Al poco tiempo que el piloto hablo comenzó a temblar toda la nave fuertemente -Por favor manténganse en sus asientos y no se levanten- La azafata se levanto e indico a los pasajeros colocarse en posición para impacto, y en poco tiempo el pánico se apodero del avión escuchándose gritos por todo el lugar. De repente, un enorme estruendo y una sacudida. Trozos de metal entraron por las paredes, pero por suerte no le dieron a nadie. Uno de los motores había estallado, los agujeros despresurizaban el avión y éste se desestabilizaba, cayendo cada vez más rápido.

En el baño, Kithas fue zarandeado de un lado a otro, golpeándose con el baño, el lavabo, y diversas partes del baño.

Cuando salió, junto con su alterado daimonion, pudo ver que el panorama afuera tampoco era muy acogedor. El pánico se había apoderado del pasaje, y, aunque el piloto hablara por el altavoz pidiendo calma era inútil. Caían sobre la selva amazónica.

El impacto fue brutal, los tres daims perdieron las nociones de arriba y abajo, y quedaron casi inconscientes.

El primero en despertar fue Tim. El tipo gordo que había tenido delante, que ahora yacía carbonizado unos metros más allá, le había servido de airbag en el choque. Luego despertó Kithas.

Había un enorme cráter de tierra quemada, y por lo que se podía ver todos los pasajeros, excepto ellos, estaban muertos y quemados. Ellos sólo un poco chamuscados.

A su alrededor, sólo había restos de avión, selva y más selva. Estaban perdidos en la selva. La más grande del mundo.

Micaela seguía inmóvil, quizás inconsciente, quizás muerta, los brazos alrededor de su daimonion, que tampoco abría los ojos…

Estaban perdidos en la selva. Solos. Con una compañera inconsciente, tal vez para no despertar jamás…

Para Micaela

Spoiler:

---------------------------------------
Imagen de la selva

Spoiler:

Imagen avión

Spoiler:

Esto principalmente lo coloco para que se hagan la idea para sus post.

A partir de ahora un solo post por user, uno yo y luego uno cada uno de ustedes, excepto cuando yo diga que pueden hacer más de uno.

Se dará plazo de una semana luego de mi post, si alguno no postea se advertirá y saltara el turno, a la tercera advertida se sacara de la aventura.

Cuando el piloto anunció "algunas turbulencias" se me encogió el estómago. Ya sabía yo que la primera vez en avión no sería nada buena...

La gente empezó a dejarse dominar por el pánico, gritando, llorando, etc. Yo me agarré a Ruksha, que había salido de su jaula, y me encogí en mi asiento.
Grandes trozos de metal pasaron por el pasaje. ¡Uno de los motores había estallado!
De repente el aire empezó a salir rápidamente por los agujeros, el pasaje se estaba despresurizando a la vez que el avión caía en la selva...

El choque me dejó casi sin conocimiento, no sabía dónde estaba, ni si estaba cabeza arriba o abajo, como cuando una ola más grande de lo normal te alcanza y te arrastra, o en alguna de aquellas noches oscuras con la pandilla nos metíamos y acabábamos fatal... No podía seguir recordándolo...

Me levanté trabajosamente. El panorama era desolador, el avión estaba roto y había cadáveres destrozados y carbonizados por todas partes. Ruksha me intentaba consolar, en mi hombro... pero sabía que era inútil. No debía dejarme llevar por el panorama, y busqué a mis compañeros en el suelo.

Cuando encontré a Kithas, éste se levantó, también despacio.

-Ha... ha explotado un motor...- Yo todavía seguía dándole vueltas a eso. Aunque se borró de mi mente en cuanto vi a Micaela caída, sin ningún signo de que estuviera viva.

Me acerqué rápidamente y me arrodillé a su lado, intentando despertarla.
-¡Micaela!¡Mica!¡Despierta, soy yo... phantom!Venga, despierta. No puedes haber caído... no puedes estar...
Aquello era casi peor que lo del choque... Los pasajeros también se merecían mi pena, pero aquello era algo mucho más cercano. Micaela también era una daim, y el suyo reposaba ahora entre sus brazos, también inerte.
-Nefftos, Nefftos... despierta...- Había sido la primera daim de GodaNet que había conocido, y eso ya la hacía algo especial... pero no podía haber...

[FDI] Yo había pensado en el accidente más bien como algo así:

Spoiler:

pero tú eres el master xD]

Un intenso zarandeo me alertó de que algo iba mal en el avión. Tendría que haber cogido mi jet privado...

Sin hacer caso a los golpes que me había dado, salí al pasaje, mientras kagumore salía corriendo, también asustada, como yo.
"Intentemos mantener la cabeza fría" dije mentalmente a mi daimonion. Llegué hasta mi asiento, me senté y me puse el cinturón de seguridad. Había agujeros en el avión, succionando el aire y despresurizando la cabina. Aquello caía...



Oscuridad. Eso fue lo siguiente que vi. Perdí el sentido, y anduve en el limbo antes de despertarme y verme en un enorme cráter, del impacto del avión. Me levanté, moviendo las articulaciones por si tenía algún hueso dañado y cuando me vi sano y vi que Kagumore también despertaba, al parecer ilesa vi a Haxer venir hacia mí, muy excitado.
-ha explotado un motor...
"gracias por el aviso, chaval, pero ya nos habíamos dado cuenta" pensé irónicamente, aunque no se lo dije.
Iba a decirle algo, pero otro punto reclamó su atención.

La chica había caído.
En tierra, inerte y con su daimonion entre sus brazos, reposaba como si estuviera dormida. Él intentó "despertarla", frenéticamente. Los miré, aburrido. Más valía que sus poderes en GodaNet merecieran la pena, puesto que ahí en el mundo real parecían tener poco dominio de la situación. El estado mental del chico revelaba una debilidad interior que podría ponerse de manifiesto en alguna batalla y... fuera.
Me levanté, y les volví la espalda.

-Intenta averiguar si aún vive. Tómale el pulso, intenta ver su respiración...

Con estas palabras, me marché hacia los restos de la parte delantera del avión, que habían quedado desperdigados por allí. Debía encontrar dos cosas: Un botiquín de primeros auxilios y un arma, un hierro, un machete o algo.
En mi equipaje de mano llevaba muchas cosas útiles, una mochila pequeña, pero no llevaba exactamente un arma larga. Que era lo que necesitábamos ahora.

Spoiler:

[FDI] Plazo de 24 horas para que responda raksha, editare este post atentos mañana a esta hora [/FDI]

Los Daims hacían lo que podían. Tim intentaba despertar a Micaela sin ninguna respuesta de su parte, ni tampoco de Nefftos. Por otra parte Kithas estaba intentando encontrar algo útil, pero lo único que veía eran destrozo del avión, pedazos de metal de diferentes tamaños, todos igual de puntiagudos al anterior, todos ellos regados por toda la playa, maletas botadas por todos lados, algunas incendiadas otras con su equipaje regado por todo lado, aunque nada servia de todo ese desperdicio, ni una sola arma había, ni un cuchillo, ni siquiera un corta uñas con navaja. Sin embargo no todo estaba perdido, entre un monto de ropa se podía notar un pedazo de caja blanco con una cruz verde, podría ser el botiquín del avión.

Una llamarada que salía de un pedazo de avión le llamo la atención, era la cabina del piloto con aun los cuerpos carbonados, pero eso no era lo que importaba en piso había una caja abierta y alcanzaba a leer “Pistola de bengalas” en algún lugar de esa cabina debía estar esa arma que le podía servir de mucho en la selva, solo le quedaba buscarla, pero era difícil con todo ese fuego y humo.

Spoiler:

Oh, no... Micaela no se despertaba, ni Nefftos tampoco.
Respiré, calmándome. Tenía que dominar la situación, aunque estuviera preocupado, no quería parecer un debilucho a los ojos de kithas. Eso era algo que no podía haber.
Tal como me había dicho Kithas, traté de verles el pulso. Le cogí el brazo a Micaela, mientras Raksha, preocupada, caminaba por la tierra del cráter de un lado para otro. Apreté en la muñeca, buscándole el pulso.


Deseando que estuviera.